A partir de tres preguntas, Arthur Conan Doyle urde tres casos que deberá resolver su célebre detective Sherlock Holmes, acompañado del no menos célebre doctor John Watson. Su resolución es más que un mero relato policial. Holmes representa la superioridad de la inteligencia, de la capacidad de observación y del conocimiento científico sobre la violencia y el delito. Y su cronista, el animoso Watson, nos recuerda que hay cosas que vale la pena contar.